La Hinchada:
Cuando hace años el que suscribe jugaba rugby de verdad, cuando el físico respondía con potencia y juventud, no había hinchada en las canchas de rugby sino mucha o poca gente que observaba los partidos, con aplausos y otras yerbas. Tuve la fortuna de ascender con el Club Municipalidad (perdón muchachos, antes se llamaba así el viejo y querido Muni) después de un año muy duro y como estuvimos liderando la tabla todo el año, nos tocó viajar a Mariano Moreno donde nos esperaba un día muy frío con llovizna y unos cien autos que rodeaban la cancha de frente y que tocaban sus bocinas y prendían las luces para alentar a los rojiblancos, además de otro centenar de personas que hacía sonar cornetas. Fue la primera vez que vi un apoyo tan manifiesto en una cancha de rugby.
Ganamos ese día por poquito con un try de este escribiente, por correr a cubrir una pelota de un penal a los palos que rebotó en un parante. El aliento de la hinchada, aunque haya sido adverso, me daba fuerza para luchar más duramente.
Hoy yo creo que la hinchada es algo fundamental en una cancha de rugby, especialmente para el Club Ciudad. Y el secreto no sólo pasa por los cantos, que deben ser respetuosos, sino por la relacion que se genera desde afuera de la cancha hacia adentro, y desde adentro hacia afuera. Una hinchada, liderada siempre por los juveniles en los papeles, apoyada por los mayores, hace a la relación interna del Club. Hace al respeto por los de la primera, hace al deseo de ser jugador de esa primera, hace al amor por la camiseta. La hinchada fortalece la relación entre los jugadores que serán parte del plantel superior muy pronto. Y yo digo que eso, para el Club Ciudad, que ha dado tantos buenos jugadores que se han ido a otros clubes y que el mismo Club no ha podido disfrutar, unificar a la familia del rugby atrás del primer equipo es un remedio contra una vieja enfermedad.
Y claro, el secreto es que la hinchada persista, sin importar los resultados. Yo sé que es difícil, pero ese es el objetivo. Si la Superior no ganara ni un solo partido en la segunda rueda(eso no será así, tranquilos, exagero para que se entienda el concepto) la hinchada debería estar ahí firme, alentando, y agradeciendo a los héroes de los Sábados que hoy tienen la dicha y la responsabilidad de representar a toda la familia del rugby del Club. Esa representación que pasará, en breve, a muchos de los chicos de la hinchada. Y es de esperar que el espacio dejado sobre las gradas sea ocupado por nuevos jóvenes aspirantes a vestir la ropa de la primera del Club.
Así que, ya saben, cuando un Club se convierte en una gran familia de verdad, los resultados caen solos. Y los resultados, no sólo aparecen en el diario del Domingo, sino que se ven a través de los años.
Un abrazo.
Marcelo Mariosa
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